Por: Yaraví Álvarez Hidalgo Antropóloga de la UAEM
¿Alguna vez soñaste ser rescatada por un caballero montado en un corcel blanco, y que, al llegar hacia ti, recitara un poema? Esto era posible en la Edad Media.
Daremos un viaje por el tiempo desde el Bizancio, la edad Media, hasta la época denominada “el nuevo espíritu”; el Renacimiento. El Bizancio es un periodo que abarca del siglo V hasta el XII, en la capital de Constantinopla, hoy Estambul. Fungió como centro mundial de comercio, cultura y moda.
Tras la muerte de su último emperador, Teodosio, abrió paso a la llegada de mercancías lujosas, tales como perfumes y especias, que llegaban de Persia. Los historiadores han definido la época como opulenta, elegante y elitista. El reflejo arquitectónico más sobresaliente es la Basílica de Santa Sofía.
¿Qué pasaba en el mundo de las telas y confección de prendas?
La indumentaria debía ofrecer 3 cualidades: holgada, ligera y sencilla. Se fusionaron los estilos griego, romano y oriental. La prenda más usada, era la “Túnica en forma de T”, estas, eran amplias y constaban de mangas largas. Los más poderosos, vestían largos ropajes fluidos con seda e hilos de oro, añadiendo incrustaciones de piedras preciosas y semipreciosas. El resto de la población, vestían túnicas sencillas de lana y una capa encima.
Los colores representaban estatus, sobre todo el color morado, ya que la obtención de este color era muy laboriosa y lo asociaban con el emperador. El icono de moda femenino fue Teodora, esposa de Juatiano. Emperatriz que infundía respeto y ejercía poder. Se caracterizaba por su uso excesivo de color purpura en zapatos, cojines y túnicas.
El aseo era importante pues lo asociaban con el bienestar y la buena salud. Los ornamentos empezaron a figurar como parte fundamental en las prendas, pues la vestimenta se convirtió en un símbolo de primacía y categoría social. En el Victoria and Albert, Museo de Londres, se conservan pendientes y joyas bizantinas.
Edad Media
Tras un revuelo de hechos históricos, llegó la Edad Media. El único elemento unificador en la Europa occidental era la iglesia, comenzando a surgir una nueva estructura social: el sistema feudal.
Gracias a la implementación de la rueda y la herradura metálica, aumentó el comercio y el transporte cada vez era más seguro. Derivado a que el poder se concentraba en las grandes abadías e iglesias, se construyeron evidencias, indicadores de la creciente riqueza de la iglesia, que hoy figuran en el arte arquitectónico. El siglo XIII fue testigo del progreso de la organización social, dando paso a la creación de Universidades, asimismo, se dejó atrás el feudalismo, para hacer surgir una clase media: la burguesía.
Los roles sociales eran bastante marcados (en un medio común) Los hombres controlaban el hogar y el gobierno, las mujeres estaban sometidas a las tareas domésticas más duras y al trabajo agrícola más riguroso. Por el contrario, en los círculos de la corte, se valoraba a las mujeres por su belleza. En la época se imponía un estricto código de honor, y la mayor aspiración de un caballero consistía en honrar y proteger a las mujeres. Los jóvenes (varones) se convertían en escuderos (actividades que incluían montar, nadar, tiro con arco, practicar esgrima y cazar, así como poesía y ajedrez), A los veintiún años, cuando ya había cumplido todas esas obligaciones podía ser llamado caballero.
La mayor parte de la ropa que estuvo de moda durante la Alta Edad Media traslucía una clara influencia bizantina derivada de los trajes importados. Una innovación destacada fue el uso de botones para sujetar la ropa. Debido a que la ropa exigía mayor diseño, aparece un personaje fundamental de las telas: el sastre profesional. La ropa comenzó a ajustarse, delatando por primera vez las formas del cuerpo en lugar de insinuarlas. El resto de la población vestían versiones más simples que no obstaculizaran el trabajo. Las prendas eran cortas.
El garnache era un vestido ligeramente entallado, con costuras laterales abiertas desde el hombro hasta la cadera, mientras que el Hérigaut era el nombre que recibía un tipo de sobretodo. Los sobretodos largos, confeccionados con un pedazo de tela semicircular, también eran muy comunes. En general, los vestidos de los hombres eran más cortos que los de las mujeres; llevaban un jubón con medias, así como la cotardía, una prenda exterior con encajes y de escote bajo, que se ensanchaba a partir de la cadera o de la cintura.
En la época medieval se introdujo un tipo de zapato en punta. Inicialmente se consideraba que calzar zapatos puntiagudos era un símbolo de posición elevada, hasta el punto de producir el “calzado en pico de pato”.
A pesar de las condiciones poco higiénicas, el cuidado personal era clave de su imagen. Las mujeres empleaban la búsqueda de la belleza, para conseguir un cutis pálido, se aplicaban sanguijuelas en la piel. Mientras que el cabello lo mantenían largo. Era habitual la raya en medio en las mujeres, sin embargo, como era difícil manejarlo, empezaron a separarla en varias partes y ataban con cintas. De ahí surgieron las trenzas. Trenzarse el cabello significaba el paso de niña a mujer o el matrimonio.
A lo largo de la Edad Media, fue fluctuando el gusto por ornamentar la cabeza. La capucha se separó del manto para convertirse en una prenda independiente. Las mujeres empezaron a llevar en el cabello una redecilla o crespina. Se combinaba con una barbette (una banda de tela colocada horizontal) y una cinta. Las mujeres también utilizaban velos, que estaban hechos de una pieza semicircular de hilo y se llevaban drapeados para enmarcar la cara. Los tocados alcanzaron nuevas alturas. El hennin cónico, o tocado en aguja con un velo que colgaba de la punta. Se considera que la creación más suntuosa era el tocado de mariposa: se hacía con alambre y se cubría con un gorro para sujetar el cabello.
El Renacimiento
El cuerpo humano representaba la belleza de la proporción en la naturaleza, lo cual tuvo una enorme repercusión en las líneas de las prendas, que se acomodaban a estas proporciones. Debido a esta nueva concepción del cuerpo, inicia la contemplación de la belleza, pero no de manera superficial. Las artes y los pensadores reaparecen. El nuevo espíritu humanista emerge. Europa occidental salió de las penurias de la Edad Media con un espectacular florecimiento cultural: el Renacimiento. Los humanistas -nuevos pensadores- italianos redescubrieron a los escritores de las antiguas Grecia y Roma, y relacionaron sus escritos sobre ciencia, sistemas de gobierno, filosofía, matemáticas y arte con las ideas cristianas contemporáneas. Algunos de los personajes sobresalientes de la época fueron: Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael Sanzio, Tiziano Vecellio, Donatello di Betto Bardi, Michelangelo Bounarroti, Sandro Boticcelli, el Greco y Juan de Juanes.
Leonardo Da Vinci es considerado el “Primer científico”, artista polifacético abarcando: humanidades, arte, ciencia, y progreso. Hombre renacentista, fundador de la ciencia moderna y primer epistemólogo. Padre del paradigma cualitativo. Consideraba la ciencia como un asunto de relaciones e interconexiones. Para él, la pintura era una ciencia. Pues era crear el mundo con toda su esencia y vitalidad. Implicaba el mundo extenso y la realidad a su alrededor.
¿Qué pasaba en la indumentaria?
Como el individuo comenzó a tener mayor conciencia de sí mismo, la ropa, y en particular las prendas de moda adquirieron mayor importancia durante el Renacimiento. Las prendas se confeccionaban por sastres, radicados en regiones, pueblos o ciudades específicas. Las prendas eran consideradas una inversión, y se dedicaba tiempo a su mantenimiento y reparación. La gorguera es un rasgo en la indumentaria masculina y femenina, que comenzó como el efecto que se creaba al fruncir con un cordón el escote de una camisa, dando la apariencia de un volante. Se perfeccionó gracias a la introducción del almidón. Los hombres y las mujeres de clase media llevaban prendas con mangas desmontables o con doble manga: una manga estrecha, que podía ir sujeta a una prenda interior. El pañuelo fue considerado el objeto definitorio del lujo, por lo que los pobres tenían prohibido su uso por ley.
Aunque las prendas femeninas eran muy pesadas, en la última etapa del Renacimiento, la silueta deseada estaba bien definida. Las prendas enfatizaban unos hombros amplios, un largo y estrecho talle, y unas caderas anchas. La invención más destacada del Renacimiento para la mujer fue el verdugado. El verdugado producía un balanceo en la falda femenina.
A medida de las múltiples guerras y conquistas, la moda masculina también se ensanchó. El vestuario expresaba masculinidad, seguridad de sí mismo. Voluminosidad de capas, daban mayor presencia física. Jubones con falda hasta las rodillas y calzones separados por las calzas. El hombre elegante debía ser capaz de bailar, escribir poesía con la misma destreza que se batía a espada. Su vestimenta se basaba en un “traje de tres piezas” -jubón, calzas y capa-.
Finalmente, ¿tienes presente alguna escena, de un baile de gala, en donde arlequines, antifaces, vestidos amplios y tocados con plumas enormes estén por doquier? Estos bailes se celebraban para expresar más de lo que indicaban por sí mismos, pues brindaban la oportunidad de inspirarse, eran la ocasión para liberarse de roles convencionales. ¿Te hubiera gustado asistir a alguno de estos bailes?
Si quieres saber más acerca del fascinante mundo de la historia del arte y la moda, no te quedes fuera e inscribete a nuestro curso de Historia del Arte y la Moda
informes vía :
https://www.instagram.com/coraline.dm/
https://www.facebook.com/CoralineSuarezDM